Científicos transforman plomo en oro en el CERN
Un avance sorprendente en el ámbito de la ciencia ha permitido a los investigadores convertir plomo en oro, algo que durante siglos fue el sueño de los alquimistas. Este descubrimiento, logrado en el experimento ALICE del CERN, revela una nueva dimensión en la comprensión de las transformaciones elementales.
En esencia, el proceso se basa en la aceleración de núcleos de plomo en direcciones opuestas a velocidades cercanas a la luz. Este fenómeno, aunque momentáneo, abre la puerta a nuevas exploraciones sobre la naturaleza de los elementos y las interacciones subatómicas.

La magia de la transformación del plomo en oro
La posibilidad de transformar plomo en oro, un antiguo anhelo, ha sido materializada por la ciencia moderna. En el corazón del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), los núcleos de plomo son acelerados hasta alcanzar velocidades asombrosas. Cuando estos átomos se rozan, los campos electromagnéticos generados pueden arrancar protones del núcleo, llevando al plomo a convertirse en otros elementos.
Para ser precisos, el plomo cuenta con 82 protones. Si pierde tres de ellos, se transforma en oro, que tiene solo 79 protones. En cambio, si el plomo pierde uno o dos protones, el resultado es talio o mercurio, respectivamente. Este proceso fue detectado por el equipo de ALICE, un sensor diseñado para estudiar partículas subatómicas, gracias a sus innovadores calorímetros.
¿Cómo se produce esta transformación?
Entre 2015 y 2018, el LHC generó aproximadamente 86.000 millones de núcleos de oro. Sin embargo, el oro obtenido es casi simbólico; su masa total es equivalente a 29 millonésimas de millonésima de gramo. Este oro es efímero, ya que los núcleos se desintegran rápidamente en otras partículas.
La técnica utilizada, conocida como disociación electromagnética, implica que los núcleos de plomo emiten pulsos de fotones que alteran las partículas circundantes. Aunque esta innovación permite una mejor comprensión de las interacciones subatómicas, la producción de oro no es una vía viable para la riqueza material.
Un sueño antiguo hecho realidad, pero con limitaciones
Este hito científico no es un fenómeno aislado. En 1980, el químico nuclear Glenn T. Seaborg también logró convertir bismuto-209 en oro utilizando un acelerador de partículas. Sin embargo, al igual que en el caso del CERN, el resultado carecía de aplicaciones prácticas.
La ciencia ha demostrado que la transformación de elementos es posible, pero el sueño de obtener riqueza a través de estas técnicas sigue siendo una quimera. Como indica el equipo del LHC: Técnicamente, el sueño es una realidad, pero hacerse rico de esta manera sigue siendo imposible.
Este descubrimiento invita a reflexionar sobre el futuro de la física y la química, y plantea preguntas interesantes sobre las posibilidades de manipular los elementos en el contexto de la investigación científica. ¿Cómo puede beneficiarte este programa? Explora más sobre este fascinante tema y mantente al tanto de los desarrollos en el ámbito de la ciencia.
La transformación del plomo en oro es un recordatorio de la curiosidad humana y de la búsqueda incesante por desentrañar los misterios del universo. Este avance, aunque no se traduzca en riqueza material, es un testimonio del ingenio y la dedicación de la comunidad científica.